"Ni el encuentro casual, ni el sincretismo:

¡el eterno retorno de lo mismo!"

-Néstor Díaz de Villegas (Poeta cubano)


El viernes por la tarde llegué a casa con cierto entusiasmo pues debutaba la selección sub-20 de Perú que dirige Víctor “Chino” Rivera en el sudamericano de Uruguay. En estas épocas de inicios de año, la oferta de fútbol por televisión es algo limitada, y la grilla normalmente esta vacía los días viernes. 

Es decir, mi entusiasmo no era atribuible a alguna inusitada expectativa por el equipo del Chino. Hace mucho tiempo –treinta años atrás, quizá– aprendí que cuando se trata de las selecciones juveniles peruanas, hay que procurar abrigarse bien y estar preparado para lo peor. Basta con recordar que en las últimas veinte ediciones del Sudamericano Sub-20 hemos sido eliminados en la primera rueda en dieciocho oportunidades. 

Sin embargo, luego de un primer tiempo irregular y un 0-0 que solo fue digerible con la ayuda de una cerveza artesanal bien espesa y helada, los así bautizados "pulpines" del nuevo fútbol peruano me sorprendieron haciendo lo que menos esperaba: dos goles de contragolpe y a velocidad, aprovechando la lentitud y parsimonia del rival. 

La sorpresa no estaba en función a que ganáramos un partido –eso  a veces sucede– sino a que normalmente ese tipo de goles son los que nos toca ver en propia puerta. Con dos goles de importación le habíamos ganado 2 a 0 a Ecuador. A esas alturas de la tibia tarde/noche de enero, y con mejor ojo que la mejor jauría de periodistas deportivos, el escritor Jerónimo Pimentel también demostró sorpresa:

¿Estábamos acaso en presencia de un cambio vital en el fútbol peruano? ¿Un nuevo amanecer para nuestro revejido balompié quizá? 

No tan rápido. Si bien los diarios de cincuenta céntimos no desaprovecharon la oportunidad de sacarle el jugo a la ocasión, en general la victoria fue recibida con cautela por la mayoría. Tenemos tanto entrenamiento en el arte de perder como en el de darnos con la puerta en la cara luego de algún triunfo sorpresivo como el del viernes.


GAME, SET Y MATCH PARA ARGENTINA

El domingo, día futbolero, la expectativa de ver a Perú Sub 20 era mayor. Esta vez enfrentamos a Argentina, quien venía de ganar y perder. Una victoria peruana no era algo descabellado, teniendo en cuenta además que en el anterior Sub-20, Argentina había sido eliminada en la primera rueda, mientras que Perú se quedo a unos minutos de llegar al mundial en el hexagonal final. 

La irregularidad es una característica del fútbol a este nivel, así que una derrota también estaba en los cálculos. Lo que no estaba presupuestado era que durante 20 minutos los chicos del Chino jugaran como si estuvieran poniendo en escena un guión de Chespirito:

Dos goles en propia puerta y dos más tras habilitación de nuestros defensas dejaron el score 4-0 en el primer tiempo. En el segundo, luego de  una breve y loable reacción de los peruanos, llegaron dos tantos más por bando para dejar el 6-2 final en el marcador

Durante el partido, las redes sociales se movieron otra vez al compás del resultado. Pero a diferencia de antes, cuando la piñata humana Manuel Burga estaba a disposición, el blanco fue más difuso. El Chino Rivera, el arquero Prieto, Edwin Oviedo y hasta el palpitante y jubiloso Toño Vargas –quien reaparecía en la narración televisiva– recibieron palos indiscriminados.

BOLIVIA TRAE BUENAS NOTICIAS

Hoy es martes y en unas horas saldremos apretando el paso de la oficina hacia la casa, pues esta tarde otra vez juega Perú. Y si sabemos que el fútbol nos da de cocachos como la vida, también así nos da nuevas oportunidades: nos toca Bolivia, que fiel a su estilo viene de perder todo lo que ha jugado. Si le ganamos, tenemos un pie en el hexagonal final.

No son las únicas buenas noticias de tinte altiplánico de este martes de enero:

El resultado de esta noche (7:00 pm hora peruana) es tan incierto como en la previa de los partidos frente a Ecuador y Argentina. No sería la primera vez que Bolivia nos arruine la existencia en una cancha de fútbol. Aquel país en donde hay algún grado de predictibilidad en el fútbol todavía existe solo en nuestros sueños. 

La única certeza es que al finalizar la noche seguiremos en el mismo lugar de siempre: el de jugadores que pueden convertirse en Cantinflas con chimpunes en cualquier momento dado, el de dirigentes que organizan campeonatos que necesitan un manual de instrucciones para entenderse y el de aficionados que opinan mirando la esquina superior izquierda de la pantalla, ahí donde va el resultado.  

En ese último rubro, los periodistas a veces también somos pieza fundamental de este eterno retorno del fútbol peruano:

Nos vemos en twitter.